miércoles, febrero 15, 2017

Anotación 77

Día: 14 de febrero
Potencia y dirección del viento: del norte, frío
Dirección: hacía el sur
Pesado
5 nudos

"4 de marzo, 4 TLC

Resulta extraño coger la pluma y rasgar el papel con ella, arriba y abajo, sin forzar la delicada punta, y escribir palabras, ideas. Tan distinto del ordenador, ¿verdad? Ahora paladeo cada letra y cada punto, marcando cada rasgo en cada símbolo. Cuando se escribe como yo, con un instrumento tan basto y con medios tan escasos, tampoco hay margen para corregir. Me temo que lo que escriba se quedará tal como está. Tampoco pasa nada, supongo que este papel se unirá a un montón en esta biblioteca y un día, cuando haya que despejar algún sitio, acabará en la estufa, haciendo su último servicio y calentándonos a los que aquí pasamos las horas... O a quien venga detrás de nosotros.

Cuando era joven me gustaba escribir relatos, contar historias e incluso, durante un tiempo escribí poesía. Una vez incluso completé varios capítulos de un libro, que ahora, como otras tantas cosas digitales, ya no están. "Digital", ja. Mis historias eran fantásticas: gente valiente que hacía grandes cosas. Cuando pasé de los 20 años, dejé de escribir. No sé si esa es la razón, pero me acuerdo que pensé que mi generación deseaba realizar actos heroicos, pero no existían luchas, guerras, batallas en las que se pudieran forjar. No podíamos ser héroes. Quién me diría que, 12 años después, comenzaría una gran lucha en la que, al final, tampoco pudimos ser héroes. ¿Es que quizá nunca han existido los héroes excepto en nuestra imaginación?

No, no escribo para encontrar o inventar héroes. Lo hago porque tengo un papel, una plumilla y tinta, y siento que mi intelecto da para más que para cultivar un huerto monacal.


Fragmento del borrador original de"Crónicas de viaje por un mundo maldito"

martes, noviembre 08, 2016

Anotación 76

Día: 7 de noviembre
Potencia y dirección del viento: del norte
Dirección: hacia el este
Tormentoso
30 nudos



"La niña devolvió la mirada a la oscuridad que tenía delante. Al mover la punta de su pie nerviosamente, escuchó como la gravilla del suelo del tunel raspaba en su zapato. El sonido se propagó hacia adelante y hacia atrás, pero no escuchó ningún eco. Sentía la humedad y el frío, y un escalofrío subió por su espalda hasta su nuca. Le aterraba que, delante de ella, hubiese algo o alguien y que no pudiese percibirlo. ¿Y si, desde dentro, le viese recortada en la luz y fuese incapaz de reaccionar hasta que fuese demasiado tarde? Se imaginó una figura saliendo de la oscuridad y atacándole, tan rápido que fuese incapaz de defenderse. Aquello, por su experiencia de los últimos días, tampoco era tan descabellado.

Dudó. Giró la cabeza y vio a su espalda el extremo por el que había entrado: llovía a cántaros y el agua formaba charcos en la entrada del tunel. Pensó en retroceder, pero no podía abandonar al pequeño. Se lo imaginó llorando bajito, escondido en un lugar tan frío y húmedo como aquel, sentado y abrazado a sus pequeñas piernas, tan aterrado como cuando veían juntos películas de miedo. Pero esta vez el terror era real.

No, iba a ser alguien distinto. Iba a enfrentarse a sus miedos y controlarlos. No tomarían control de ella. Sería valiente, una heroína.

Lentamente, dio un paso y después otro. Echó a andar".

Fragmento del Apéndice añadido a la historia de "Cuando tuvimos que salir de casa: historia de los caminos que nos salvaron".

domingo, junio 10, 2012

Anotación 75

Día: 10 de junio
Potencia y dirección del viento: del norte
Dirección: hacia el este
Mar en calma
15 nudos



"Cerca de la ciudad, descubrimos cómo las ortigas, las campanillas azules y las moras trepadoras habían tomado los ribazos. De los grandes caminos, sólo quedaban estrechos senderos, que habían permanecido por ser de rocas sueltas, más resistentes a la hierba primero y a los arbustos después. Pero, al menos allí, nos sentimos seguros y protegidos de las tristes miradas". Fragmento de "Cuando tuvimos que salir de casa: historia de los caminos que nos salvaron". Raimundo Ladrón de Guevara.

lunes, noviembre 14, 2011

Anotación 74

Día: 14 de noviembre
Potencia y dirección del viento: fuerte lluvia, sin viento
Dirección: sin dirección
Mar en calma
10 nudos


En su último año, Raimundo Ladrón más que otra cosa, se deslizó por la vida. Se había convertido en un anciano de pelo blanco, entrañable, que casi no hablaba y, cuando lo hacía, de su pecho surgía un hilillo de voz, frágil y silbante. No pudo pronunciar ningún discurso de agradecimiento en los homenajes que se le tributaron y, a la hora de los aplausos, se le limitaba a sonreír con cierto brillo en sus ojos.

Llegada su hora, Ladrón agonizaba en su casa, rodeado de sus familiares y admiradores. El político, literato y mártir se hundía en el colchón y parecía desvalido, como un pájaro de tormenta. Ni se quejaba ni hablaba, sólo tomaba largos tragos de aire por la boca y los exhalaba despacito por la nariz.

Preparado para partir, todos se arremolinaban alrededor de la cama, plaza de toros de mujeres llorando y labios apretados en los hombres. Su respiración se hizo cada vez más lenta y pesada, como si en vez de aire respirase humo de alquitrán. Cuando aquel cuerpo ya parecía no dar de más, abrió la boca para decir sus últimas palabras. Todos juntaron sus cabezas para escuchar el legado de tal magno prócer de la patria.

- "Y no me gusta Rilke. Es insoportable" - dijo Raimundo Ladrón de Guevara-.

Y murió.

martes, julio 05, 2011

Anotación 73

Día: 24 de junio
Potencia y dirección del viento: suave, del sur
Dirección: nordeste
En calma
10 nudos


Ante la hoguera de San Juan, ha hervido en mi sangre la llamada de la tierra y en las llamas he escuchado un tambor de tradición lejana.


En el fuego he tirado mis dudas, mis heridas, mis debilidades, mis fallos, mis corrupciones, mis errores y mis caos. He perdido kilos de miedo y cobardía. En la hoguera ha caído parte de mí, y se han resistido a arder, restallando, crepitando e hirviendo con violencia. Pero al final ha prendido, retorciéndose con dolor hasta consumirse en cenizas.


He saltado la pira de mis oscuridades y me he purificado con la ayuda del santo. En las llamas he visto oportunidades, éxitos y fracasos. Pero he puesto el contador a cero, he borrado mi rastro.


Impregnado en mi ropa y en mi piel queda sólo el aroma del pasado. No he renacido, pero me he liberado del miedo.